La acción de crear exige un trabajo constante.

 

Cada obra tiene su propia vida…tienes que dialogar con ella, sentirla y escucharla, lo que dice y lo que calla ya que la mayoría de las veces es ella quien te guía.

 

Una vez terminada la obra no debemos olvidar agradecerle que te haya dejado expresar y comunicarte a través de ella.

 

Tu obra es el trazo que va dibujando las huellas de la vida.

 

 

 

 

 

 

 

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